Decidido a profundizar en su autoconocimiento e intentar dar con el origen de los problemas que confronta la humanidad, el autor se dedica a observar su mente para descubrir cómo funciona. En medio de este proceso «algo» dentro de él comenzó a «hablarle», planteando una conversación que resultó inquietante y reveladora. 

Esa entidad «que lo guía sin dirigirlo» le impulsa a viajar dentro de su país natal, Venezuela, así como por diferentes partes del globo, y a entrar en contacto con personas notables y con centros de energía que poco a poco van elevando su nivel de comprensión. Es de allí de donde surge la serie de reflexiones, ideas y propuestas que recoge este libro. 

A través de su aventura, Vladimir va tomando consciencia de que no estamos solos, de que no estamos desguarnecidos ni ante nuestra problemática personal de cada día, ni ante la compleja situación social en la que vivimos inmersos. Que hemos estado conviviendo -puede que sin saberlo- con un ser de otro plano, con una contraparte invisible con la que hemos estado dialogando continuamente. 

Ella ha sido testigo de todas nuestras vicisitudes y cavilaciones, y únicamente se nos revela en los momentos de silencio y de quietud; en momentos de «no mente». Los pensamientos y sentimientos que denominamos «superiores» proceden de esa entidad. Es «la Fuente» de todo cuanto consideramos bueno, bello o verdadero en nuestras vidas y en este tiempo se encuentra accesible para que iniciemos un nuevo diálogo, esta vez consciente, en el que podremos percatarnos plenamente de su existencia. 

La ciencia ya venía hablando de la multidimensionalidad de los entes físicos, algunos filósofos y tradiciones ancestrales desde siempre lo han proclamado, pero es solo ahora cuando este hecho puede ser constatado por toda persona que se disponga a entrar en contacto con su parte suprafísica, esa en la que parece residir la creatividad y el poder necesarios para cambiar nuestras vidas y el sistema en el que nos desenvolvemos. 

Es también el momento de entablar relaciones profundas, trascendentes, con otras personas que estén logrando igualmente ese contacto íntimo consigo mismas y de acercarnos de forma consciente y reverente a la Naturaleza. De estas «relaciones doradas» surgirán comunidades, iniciativas, proyectos, villas, … para «refundar la vida y repoblar la Tierra», a fin de asegurar nuestra convivencia pacífica y ascender a un siguiente nivel en nuestra evolución. 

Es tiempo de que «la luz» ocupe su sitial de poder, desde donde aportará la claridad y la determinación necesarias para guiar la transformación de nuestra realidad y poder forjarnos un nuevo destino. 

Ha llegado el tiempo de traer «lo ausente al presente», como afirma «la Fuente».